Ya no es
casualidad, sino es una costumbre que casi todos los días los medios de
comunicación informen que el nivel de aprobación presidente de la República
Ollanta Humala este por los suelos, pues
el capitán “Carlos” o “Cosito” es fuertemente cuestionado por gran parte de la
población que confió en la “Gran Transformación”, y que hoy ve que nada de
eso se está cumpliendo, algo que alardeó tanto durante su campaña
pre-presidencial. Para nadie es extraño saber que Nadine se ganado de muy buena
forma el apodo de “comandanta” y “ama de palacio” que dirige el rumbo del país;
que para muchos solo acelera la devastación institucional del estado,
consecuencia de su papel protagónico.
Pero tomemos aire y empecemos a
reflexionar que el Perú no solo lo hace Ollanta y sus secuaces. EL Perú es un
país pluricultural, donde el habitante más humilde hasta el mejor acomodado tiene
que saber cómo es que llegamos a ser un país independiente y en qué cosas
podemos contribuir en nuestra trayectoria republicana. Olvidemos la elección de
María Solórzano como presidenta del Congreso, a Ana Jara sentada en el sillón
de la PCM, el discurso del 28 de julio, la parada militar, etc. Ahora
entendamos la independencia, cantando la tan cuestionada estrofa del himno
nacional.
¿Qué es la independencia?
Cómo entender el largo proceso
que derivó en la independencia del Perú. Muchos historiadores consideran la
independencia como una guerra muy larga. Una guerra que no se inicia con el
desembarco de San Martin en Paracas en 1820. Sino una guerra que se inició diez
años antes, cuando se produce la crisis de la monarquía española, recordando
que la península fue invadida por las tropas francesas y que este ocasionoó el
cautiverio de la familia real.
Durante este tiempo en el Perú
hubo brotes independentistas o libertarios, sobre todo en el gobierno del Virrey
Abascal. Es en la década de 1810 cuando se inicia la guerra. Cuando el
virreinato peruano asume una actitud ofensiva, no solamente aplacando en el
territorio del virreinato cualquier intento autonomista e independentista, sino
que de nuestro territorio salieron tropas para combatir a las juntas de
gobierno supuestamente separatistas o revolucionarias que se habían encendido
en Quito, La Paz, Santiago, etc.
Al final del gobierno del Virrey
Abascal en 1816, éste, aparentemente sale victorioso a nivel militar y político, por
contrarrestar cualquier intento independentista. Este esfuerzo trajo un gran
desgaste económico al virreinato.
Otro capítulo de la larga guerra por la
independencia va desde la llegada de San Martin hasta el retiro de Bolívar. El
virreinato peruano toma actitud defensiva y pierde porque es el
final del Perú borbónico. La culminación del Perú borbónico es el logro de la
independencia del Perú, es decir la derrota de los virreyes y la derrota del ejército
realista en la batalla de Ayacucho (1824).
La guerra de la independencia fue
muy compleja. En primer lugar la dimensión del territorio del virreinato
peruano abarcaba una extensión bastante grande, que incluía no solamente lo que
ahora es Perú sino Bolivia, en los territorios que ambos países han ido
perdiendo a lo largo de su vida republicana, ya sea por guerras o tratados
internacionales. La diferencia en la estructura social, la población de un
millón trescientos mil habitantes aproximadamente, estaba dividida por
criterios que hoy en día son bastante extraños incluso exóticos. La sociedad
colonial era jerárquica, donde había una serie de grupos sociales antagónicos
entre sí, que no tenían la misma expectativa e interpretación de la guerra,
teníamos mestizos, indios, esclavos negros, españoles (peninsulares y criollos),
aristócratas y plebeyos. Existió conflicto en las localidades, por ejemplo
mientras Huamanga era patriota, Huanta era realista.
Cada grupo social dependiendo de
su posición en la estructura y su ubicación en algún lugar del
territorio, tenía una visión de la guerra y una expectativa de la independencia
distinta. Así como ahora hay muchas formas de ser peruano y todas son
totalmente legítimas; en esa época cada uno entendía la patria de distintas maneras.
No se puede entender el siglo XIX
peruano sin saber el drama de la independencia. Es un momento idóneo para ser
un alto en el camino y reflexionar sobre nuestra trayectoria republicana,
evaluando todo aquello que ha quedado pendiente. Pues en la capitulación de
Ayacucho, se encontraban dos grandes temas, que lo tuvieron todos los países
como el Perú. Construir el orden republicano, cambiar el antiguo régimen a un
orden republicano de carácter liberal y progresivamente democrático. El otro
gran reto construir el estado nación.
Pronto estaremos celebrando el
bicentenario (2021), y que mejor forma de llegar consolidados con esos dos
grandes temas, que hoy en día aún faltan mucho por hacer para llegar a ellos.
El compromiso de las autoridades y del pueblo deber ser el máximo, a pesar de
las dificultades que puedan existir, tomemos la disciplina y la responsabilidad
como sustento de algo mejor.
Ahora celebremos fiestas patrias,
la fiesta de todos. Hagamos sentir que todas las regiones tienen mucho que
decir en comparación de la primera dama.
SHARY