domingo, 8 de junio de 2014

LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA (CUENTO)

POE Y LA INEXORABILIDAD DE LA MUERTE


Dentro del universo de Poe, uno de los tópicos, es la muerte. No siempre en el mismo sentido o con el mismo valor. Pero de alguna manera, siempre está ahí, siempre presente. Y que mejor muestra, que esta gran joya dentro de su producción: La máscara de la Muerte Roja. Aparecido por primera vez en 1842, en este cuento, todo un grupo humano trata de escapar de la tragedia de la muerte, encarnada en una plaga que acaba con la vida de quien contraiga la enfermedad en cuestión de media hora. Es así que, tan igual como Edipo o los diez jóvenes del Decamerón, estás personas, al mando del Príncipe Próspero (especie de caricatura de su homónimo shakesperiano en La Tempestad), deciden escapar y refugiarse en una abadía amurallada. Aparentemente todo es tranquilo, y se podría decir que se encuentran a salvo de tan horrenda epidemia. Pero Poe siempre nos sorprende. En una gran baile de máscara, cuando nadie se lo esperaba, ocurre lo peor para estas personas. La Muerte Roja ha conseguido perpetrar en la abadía y, el resto, ya pueden ir imaginándoselo.

La vida parece haber sentenciado a todos, incluso al gran reloj de ébano ubicado en la última de las habitaciones. Nuestro destino está marcado, no podemos huir de él. Y el intentarlo solo lo vuelve peor. Este cuento es una prueba (otra es, por ejemplo, El caso de M. Valdemar, también de Poe; o Edipo Rey de Sófocles). Nuestro destino más inmediato, el más seguro, es el de la muerte; algún día, todos iremos a ella. Cada año que pasa, no es un año más de vida, es un paso más cerca de la muerte.
Poe nos regala este cuento, y con él, un gran mensaje.

Noel.

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